10 agosto 2008

Gallardo fue el mejor del mundo por 2 horas





En la parte sur de la histórica plaza Tiananmen, en el lugar llamado Yongdinmen, comenzó esta difícil y agotadora competencia, que debía recorrer un total de 245 kilómetros.

Eran las once de la mañana, cuando 143 pedalistas iniciaron la prueba. La temperatura, más de 30 grados centígrados, se convertía en el escollo más complicado. En la ruta estaban los mejores del mundo, una élite de ganadores del Tour de Francia, el Giro de Italia, en otras palabras las estrellas del pedal. Ese hecho provocó un gran despliegue de los medios periodísticos.

Apenas largaron, dos desconocidos tomaron la delantera, sin aflojar para nada escaparon a los favoritos, los ídolos del pedal. Para sorpresa de todos, en una muestra de arrojo y seguridad, el ciclista del dorsal 136, el boliviano Horacio Gallardo, se adelantó y fue el líder, compartiendo por momentos con el chileno Patricio Almonacid, dorsal 140, el primer lugar.

Pasaron por Dianmen East Str. en medio de los aplausos de la gente que en gran número se apostó a lo largo de la ruta. Todos decían: “No aguantan 20 kilómetros”, pero se mantenían firmes el boliviano Gallardo y el chileno Almonacid.

Así pasaron los kilómetros y los minutos. Una hora de carrera y el de la camiseta verde seguía en la punta. Era las 12.00 quizás el momento más crítico por la temperatura elevada, pero el boliviano marcaba un ritmo trepidante y a la vez sorprendente. Había que llegar a la mítica Muralla China, cumpliendo los primeros 78,8 kilómetros. Asi fue Gallardo-Almonacid, el dueto que se apropió de los elogios, superó la primera parte, para ingresar al circuito de la muralla de 23,8 kilómetros de recorrido, al que debían girar 7 veces.

Pasaron dos horas de intensa emoción y los punteros no aflojaban, pasaron los 100 kilómetros y Gallardo comenzó a sentir la fatiga de tan devastador esfuerzo. Dijimos antes de la carrera, aquí en La Razón, que para Horacio era correr con una “petita” frente a un coche Ferrari de Fórmula Uno. Así fue, el hombre, el atleta, llegó hasta donde dieron las piernas. Con una bicicleta modesta hizo frente a todos y se robó la imagen de la televisión mundial por dos horas. Fueron las dos horas en que fue el mejor del mundo.

El gran momento de Horacio

Buena actitud El tarijeño tuvo la lectura correcta de Beijing. Lo llamaron a última hora, cuando todo estaba dispuesto. El gusto aparte Gallardo salió a darse el gusto de ser líder, sin miedo, sin complejos y a dejar todo. Los elogios Macho, guapo y con un espíritu de lucha admirable fueron algunos conceptos que recibió Gallardo. Contra el tiempo Llegó a Beijing casi sobre la hora. Apenas arribó se entrenó cuanto pudo.

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