20 junio 2011

Cabalgando en la altura

Este deporte, no tan exclusivo como parece, tiene características especiales cuando se practica en la altura. La convivencia con el animal en sí, es uno de los factores más importantes a la hora de elegir la equitación.

“Montar es como una droga para mí”, dice Diego Foley, cuando baja del caballo. La cara del profesor de equitación del club “Los Sargentos” es de absoluta satisfacción. Se nota que ama lo que hace, que lo disfruta a plenitud. Acaricia al enorme animal con cariño, como quien le da una palmada a un compañero, “mejorar al caballo, entrenándolo constantemente, es fundamental para un buen jinete, a veces más allá de su satisfacción personal”, explica este argentino, oriundo de Buenos Aires, que hace dos años trabaja en La Paz, una de las ciudades más altas del mundo.

Precisamente montar en la altura, sabiendo lo que ésta provoca en los caballos y cómo afecta a su rendimiento, es uno de los nuevos conocimientos que este jinete ha aprendido desde su llegada a la sede de Gobierno. No es un detalle para pasar por alto; al contrario, puede ser un factor muy importante a la hora de medir el rendimiento de un animal. Y un plus especial para los jinetes que disfrutan cabalgar bajo el singular cielo paceño.

“Los caballos tienen que adaptarse a la altura y hay algunos a los que les cuesta más, a otros les es más fácil”, explica Foley. De acuerdo a su experiencia es mejor que el animal llegue a la altura siendo menor de 10 años.

Un caballo vive alrededor de 30 años y alcanza su madurez para poder competir a los cuatro, cuando tiene los huesos bien formados y puede empezar a saltar.

La altura afecta al caballo como a cualquier atleta. “Cuando llegan a Santa Cruz, por ejemplo, los animales inmediatamente se sienten mejor por tener más oxígeno, aunque después sufren un bajón”, dice Foley, por lo que es cuestión de algunos días y de bastante precaución, para que el animal pueda adaptarse. Cuando lo hace, tiene más resistencia que sus pares por su amplitud pulmonar.

Fiebre equina

Con alrededor de 30 alumnos, que se turnan durante el día para practicar el deporte, tanto en grupos como en forma individual, la escuela de equitación de “Los Sargentos”, es una de las más conocidas en el país. Si bien La Paz todavía mantiene el liderazgo en el ejercicio de la equitación, Cochabamba y Santa Cruz también tienen escuelas que cada vez suman más jinetes.

Para algunas familias la pasión por el deporte ecuestre es una tradición que pasa de generación en generación, pero cada vez es más frecuente el fenómeno de que sean los hijos quienes contagien el gusto por los caballos a sus padres, según cuenta Diego Foley.

Las categorías, divididas en escuela, preinfantiles (menores de 12 años), quinta hasta primera, se miden por los premios logrados y por el tiempo de permanencia en cada categoría. Para avanzar de una a otra se suman premios y desempeños, principalmente en los concursos, siendo el más importante el Concurso Nacional de Equitación, que se va turnando entre ciudades y se celebra de forma anual.

“No es un deporte elitista, no es fácil, pero tampoco imposible. Hay gente que sacrifica muchas cosas porque le apasiona este deporte y lo practica. Aunque es cierto que no es para todo el mundo, tampoco es tan exclusivo como dicen.”, explica el profesor.

Un caballo de competencia en Bolivia, muchas veces traído desde Argentina, aunque ya existen criaderos en el país, puede costar desde 5.000 dólares hasta alcanzar el millón de dólares, dependiendo del animal. Su manutención cuesta alrededor de 350 dólares mensuales, incluyendo la participación en concursos.

Un deporte “responsable”

En el caso específico de “Los Sargentos”, el club más grande de La Paz, asigna al estudiante un caballo en calidad de préstamo por un año. Luego, él puede optar por comprar su propio animal, alquilar o prestarse alguno. Sin embargo, sea cual sea la modalidad, tiene la responsabilidad de cuidar del animal en todos sus aspectos. Este procedimiento es similar en otras escuelas de equitación del país.

“Éste es uno de los principales factores de beneficio de la equitación, darle a los niños y jóvenes una responsabilidad, la de cuidar de su animal. Un caballo no es una raqueta que puede dejarse en una esquina un día de lluvia; al caballo hay que sacarlo diariamente, entrenarlo, etc., y además la competencia, el deseo de una mejora constante, son otros factores que pueden impulsar a un jinete. Sin embargo recalco que la convivencia con el animal en sí, es una de las mayores ventajas de este deporte”, dice Foley.

Y es que la equitación es un deporte que se practica en equipo. El jinete no existe sin su caballo y viceversa, así que la empatía y el respeto por el animal son fundamentales, ya sea para competir en los concursos o simplemente para disfrutar del placer de un tranquilo paseo. Montar a caballo no es sólo bueno para el cuerpo, sino también para la mente… y el corazón.

Beneficios al galope

Montar a caballo exige un trabajo muscular muy importante a nivel de espalda y abdominales, sobre todo cuando se va en silla (paso, galope o trote sentado). Además, cuando se practica el trote de pie, se refuerzan también los músculos de las piernas (muslos, pantorrillas, etc.) y los glúteos. Por otro lado, en equitación tradicional, sobre todo en la doma, se insiste mucho en el mantenimiento de la espalda y los hombros así como de una bonita postura del busto.


En cuanto a desgaste energético, este deporte también es bastante irregular. De paseo se quema poco porque el esfuerzo es mínimo. En recorrido con obstáculos y adiestramiento el trabajo muscular se intensifica y empieza a ser significativo: entre 350-600 calorías por hora. En cuanto a disciplina acrobática la equitación refuerza también el sentido del equilibrio y mejora la coordinación motriz. Si se practica de forma regular permite muscular el corazón y desarrollar capacidades respiratorias.


La equinoterapia ha sido comprobada efectivamente para beneficiar a personas con capacidades diferentes. Dentro de las alternativas están:


1. Hipoterapia pasiva: El estudiante-paciente monta con unas grapas y se adapta pasivamente al movimiento del caballo sin ninguna acción de su parte. En esta técnica puede ser necesaria la aplicación de la monta gemela


2. Monta Gemela: Técnica donde el terapeuta se sienta atrás del paciente para proveer apoyo y alinearlo durante la monta. Se guía al caballo y sólo se trabaja en paso.


3. Hipoterapia Activa: En la hipoterapia el paciente monta a pelo con unas grapas, las sesiones se imparten de manera individual y duran alrededor de 30 minutos. Se realizan ejercicios neuromusculares para estimular en mayor grado la normalización del tono muscular, el equilibrio, la coordinación psicomotriz y la simetría corporal. El paciente no está capacitado todavía para conducir solo el caballo en la pista, deberá guiarlo un terapeuta y ayudante, utilizando paso y trote.



La Monta Terapéutica: En esta técnica se une el objetivo terapéutico a la enseñanza de la equitación como deporte. Además de los ejercicios neuromusculares y gimnásticos, en combinación con juegos terapéuticos, el paciente aprende a utilizar la silla de montar y estribos para convertirse en un jinete activo. Aqui el paciente ya puede conducir solo su caballo en la pista. Esta técnica trabaja al caballo en paso, trote y galope. Las sesiones terapéuticas se pueden realizar en forma grupal y duran aproximadamente 45 minutos. (Con datos de www.biomanantial.com)

Caballos, remedio infalible

Psicológicamente, la equitación puede ayudarnos a superar los miedos, a saber gestionar los problemas, a tener confianza en uno mismo. Un caballo puede ser imprevisible y hay que aprender a actuar en todas las situaciones con mucha sangre fría.


Esta disciplina es una escuela de rigor que exige cualidades sólidas como la rectitud, la satisfacción por el esfuerzo y concentración, y que se practica al aire libre en contacto con la naturaleza. En definitiva, es una de las actividades que aporta más posibilidad de desconexión y relajación. (Con datos de Enfemenino.com)

El top boliviano

Jorge Galindo encabeza el ranking boliviano. Es el último campeón nacional de primera categoría en el año 2009 y ha saltado la altura máxima en Bolivia de 1.40 metros. Hasta ahora nadie ha roto su récord.


El abogado paceño de 40 años ha heredado la pasión por los caballos de su padre, transmitiéndola a sus dos hijos. Jorge monta desde los ocho, ahora Sergio de 13 y Adriana de siete, acompañan a su padre todos los días.


“Me encanta la interacción que se logra con el caballo y el tener que trabajar con él todos los días, sin importar el clima, ni el tiempo, etc. No montar un día implica un retroceso en mis objetivos deportivos”, dice Jorge, que actualmente tiene tres caballos, Romel Z, con el que monta, y Amigazo y Fiona.


El jinete, que tiene el título internacional de Coach, avalado por la Federación Internacional de Deportes Ecuestres, ha participado en varias competencias, como los Juegos Bolivarianos 2005 en Bogota y los Juegos Odesur en Buenos Aires del 2006. Ese mismo año, clasificó en segundo lugar en el campeonato internacional más importante de Sudamérica, “El Capricho”, que se realiza en Buenos Aires. En esa ocasión su compañero de triunfo fue Fugitivo.


Ha participado en los juegos bolivarianos de 2009 en Bolivia, obteniendo medalla de plata por equipos y clasificó como el mejor de Bolivia para conformar el equipo bolivariano. Debido a una intervención en la rodilla, Galindo no participó en ningún concurso el año pasado, aunque piensa retomar pronto las competencias.

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