11 marzo 2013

El ajedrez mejora la concentración y la inteligencia

Según una leyenda muy popular sobre el ajedrez, un rey quiso recompensar a su inventor accediendo a lo que aquél quisiera. El sabio “sólo” le pidió un grano de cereal por la primera casilla del tablero, el doble por la siguiente y así sucesivamente, hasta la última. Así, el monarca comprobó que no había cereal suficiente en su reino para recompensar al creador del juego.

Los beneficios para el intelecto del juego de reyes, alfiles y peones no son tantos como los de la leyenda, pero su cantidad aumenta sin cesar, como desvelan las últimas investigaciones.

Un estudio pionero en Europa, en el que ha participado un grupo de estudiantes de centros escolares de Madrid (España), ha desvelado los beneficios del ajedrez en el tratamiento del Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) infantil.

Dirigido por el psiquiatra Hilario Blasco, del Centro de Salud Mental de Collado-Villalba y Luis Blasco, presidente del ‘Club Ajedrez 64’, el proyecto ‘Jaque Mate al TDAH’ ha detectado mejoras escolares y de comportamiento en los 44 niños y adolescentes que participaron en un primer experimento piloto con el ajedrez.



Según los responsables del proyecto, los estudiantes recibieron durante tres meses una hora por semana de clases de ajedrez, acompañadas de una serie de ejercicios y pautas, adaptados a estos niños, que suelen ser más inteligentes de lo normal, pese a lo cual muchas veces fracasan en los estudios y tienen un riesgo elevado de realizar actividades peligrosas.

Según el doctor Hilario Blasco, ninguno de los niños dejó este “programa específico de ajedrez, que produjo mejorías en el comportamiento en casa, en las notas del colegio, sobre todo en matemáticas, en la sociabilidad del niño y una reducción en las consultas médicas”.



Bálsamo para la hiperactividad



Los padres de los participantes también notaron que sus hijos consiguen concentrarse más y pensar más tiempo en sus deberes escolares sin tener ninguna interrupción, según los autores, que han explicado que “los niños que más juegan al ajedrez parecen ser los que más mejoran; hay un efecto dosis-respuesta”.

Añaden que al juego de las 64 casillas se le han reconocido múltiples beneficios en el desarrollo de la capacidad intelectual y la inteligencia emocional, y el rendimiento escolar de la mayoría de los niños y jóvenes que lo practican, pero este estudio es pionero en explorar sus beneficios en un trastorno específico como el TDAH.

Según otro trabajo de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Laguna (islas Canarias), la práctica extraescolar continuada del ajedrez mejora, en los escolares seis a 16 años, la capacidad de abstracción verbal, atención, resistencia a la distracción, organización perceptiva, análisis, síntesis, coordinación visual-motora, rapidez, planeamiento y previsión.

Según sus profesores, dichos alumnos están más satisfechos con la escuela y el profesor, les agrada más el estudio, se sienten más satisfechos consigo mismos, tienen una mayor confianza y seguridad y son más capaces de afrontar y resolver problemas.

“Estos efectos se deben a que este juego demanda valorar alternativas y decidir en el momento y activa al unísono diferentes habilidades intelectivas, para ir diseñando la estrategia que lleve a la victoria, la cual hay que ir revisando en función de las respuestas del contrincante”, según los expertos canarios.

En Armenia, donde el ajedrez está muy arraigado en la cultura y la idiosincrasia nacionales, este deporte se ha convertido en una asignatura en las escuelas primarias porque las autoridades de este país consideran que fomenta el desarrollo intelectual de los escolares y mejora sus habilidades de pensamiento crítico.

Según el maestro internacional de ajedrez Malcolm Pein, director de la organización británica Ajedrez en la Escuela y la Comunidad (CSC, por sus siglas en inglés), este juego “no sólo proporciona a los niños buenas habilidades de pensamiento y mejora la concentración, la memoria y el cálculo, sino además que les enseña a asumir la responsabilidad por sus acciones”.



Tableros en aulas



Este famoso ajedrecista es un gran defensor de la enseñanza del juego del rey y los peones en las escuelas y ha recomendado recientemente a las autoridades del Reino Unido, que incluyan una clase semanal obligatoria en la programación educativa para los alumnos de seis a siete años, una edad en la que “son más que capaces de entenderlo”, según ha explicado.

Para Pein, este juego enseña “comportamientos y normas sociales, es una actividad bastante tranquila y disciplinada y puede permitirles llegar a ser atletas de primera categoría (en el ajedrez) a aquellos niños que suelen ser menos tenidos en cuenta en algunas clases, como pueden ser los pequeños o los más silenciosos”.

Asimismo, otros trabajos realizados por los investigadores universitarios estadounidenses Robert Ferguson y Stuart Margulies han demostrado los beneficiosos efectos de esta actividad tanto en la creatividad, como en la capacidad lectora de aquellos estudiantes que lo practican.

Por otra parte, de acuerdo con estudios del Robert P. Freidland, publicados en The New England Journal of Medicine y otras revistas científicas, los mayores de 70 años que han practicado actividades como el ajedrez tienen menos riesgo de desarrollar el Alzheimer y otras demencias seniles y, en caso de desarrollarlas, están en mejores condiciones para enfrentarse a estas dolencias.

Según las investigaciones de este neurólogo estadounidense, practicar juegos como el ajedrez estimula áreas del cerebro que normalmente se van atrofiando con el paso de los años.

Otro trabajo liderado por la doctora Caroline Demily, del Centro de Neurociencia Cognitiva de Bron (Francia) muestra que los pacientes esquizofrénicos que juegan al ajedrez a diario mejoran algunas de sus habilidades intelectuales, como la atención, la planificación y el razonamiento. (EFE Reportajes).

“Este juego no sólo proporciona a los niños buenas habilidades de pensamiento y mejora la concentración, la memoria y el cálculo, sino además que les enseña a asumir la responsabilidad por sus acciones”.
Malcolm Pein, ajedrecista.

Trabajos realizados por los investigadores estadounidenses Robert Ferguson y Stuart Margulies han demostrado los beneficiosos efectos del ajedrez tanto en la creatividad, como en la capacidad lectora de aquellos estudiantes que lo practican habitualmente.

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