18 septiembre 2017

Revelan el lado oscuro del fisicoculturismo



“Deporte más educación, siempre supe que era la mejor combinación posible”, aseguraba Nasser El Sonbaty,

“El mago de la verdad”, en una entrevista antes de morir. Un fisicoculturista de padre egipcio y madre yugoslava que supo fusionar el intelecto y los músculos, una mezcla, que por más buena que sea, le trajo problemas durante toda su carrera.

Participó en 53 concursos durante 22 años, ganó seis y quedó entre los primeros tres puestos en 33 de ellos. Nunca consiguió el Mr. Olympia (competencia más importante), aunque debió hacerlo. Quizás, su enojo por la adulteración de los resultados lo llevó a contar los secretos más oscuros del deporte.

“Nunca quise ser culturista, hasta que un día me preguntaron si había competido alguna vez, eso despertó el fisicoculturista que llevaba adentro”, relataba el deportista.

Poseía una genética privilegiada, tanto en lo físico como en lo intelectual. Su padre, se había encargado de brindarle una sólida educación. Competía mientras estudiaba. En 1992 se licenció en Historia, Ciencias Políticas y Sociología. Además, dominaba siete idiomas: serbio, inglés, árabe, francés, italiano, español y alemán.

A su vez, comenzaba una carrera intachable dentro del fisicoculturismo profesional, lo que lo llevó a debutar en el evento más importante de la disciplina.

A medida que pasaron los años sus puntuaciones seguían bajando. Los jueces no querían entregarle el premio más importante de todos a un fisicoculturista pensante, hasta que en 2005 puso punto final a su carrera.

“Los mandamases de este deporte exigían a los atletas a ponerse en una condición cercana a la muerte. En el culturismo hay una gran cantidad de atletas adictos a las drogas. Lo más triste de este negocio es que el 95% de los culturistas profesionales tienen que vender drogas, prostituirse, trabajar de seguridad o hacer porno para subsistir. Es un deporte gobernado por hipócritas que solo miran su beneficio”, afirmaba en una entrevista. “Dennis Jets estuvo a punto de morir por una dosis equivocada de insulina, Mustafa Mohammad por un exceso de diuréticos. Se necesita ser fuerte como un caballo para tomar ‘megadosis’ durante años y no enfermar. Aunque tengas todos los medicamentos del mundo, si no posees una buena genética, olvídate. En el culturismo la genética es clave”, revelaba.

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