23 abril 2018

Rossell, la fisioterapeuta que quiso trabajo y terminó en aguas abiertas

Lo que Alexandra quería era que su nombre volviera a sonar. Haber puesto en pausa su carrera competitiva en la natación por más de siete años le cobró factura. Y, definitivamente, ello resultaba contraproducente para sus planes actuales de echar a andar con fuerza su gabinete de fisioterapia, situado en la calle Beni 329.

Si hasta 2011 estaba “activa” y su apellido era reproducido por decenas de labios en el ambiente deportivo, el 2018 le hizo ver que las nuevas generaciones poco sabían de ella y que ayudarse con un “envión” publicitario podía ser el lazo que la abrazara a su anhelo de progreso.

Buscó propaganda (no es un secreto, ella misma se encarga de confesarlo con una sonrisa) para ejercer su profesión y en la puerta encontró el boleto hacia los Juegos Suramericanos de mayo. Quiso entrar en el evento para ofrecer sus servicios como fisioterapeuta y ahora experimenta la sensación más pura de adrenalina, esa que la sorprendió cuando solo tenía 14 años (y empezó a nadar) y lo hace de nuevo en la actualidad, a los 27.

Si desde que eligió ser bañista fue una crack en la prueba de mariposa, el desafío en el horizonte inmediato está escrito: deberá competir en aguas abiertas. Situaciones curiosas si las hay, la cochabambina Alexandra Rossel clasificó para la contienda de fondo de los Juegos el 25 de marzo pasado, hace casi un mes. Ese día halló un escenario tan sorpresivo como gratificante para una carrera que giró el volante y la obligó a reinventarse en todo sentido. La transición se dio desde el nado “estilizado” en la piscina a llenar los pulmones con carga suficiente de oxígeno para aguantar lo impensable en la competencia al aire libre.

Pocos días antes de clasificar en aguas abiertas, Alexandra lo intentó en mariposa, lo que la condujo a reactivar sus entrenamientos en 2017, luego de haber apretado el botón de stand by por siete años.

En el clasificatorio de Villa Tunari se encontró con que le faltaba para acceder a la marca mínima, pero allí estaba su entrenador, quien decidió despejar su desazón y la impulsó a probarse en fondo porque agotaba sus créditos en las condiciones de su pupila.

Una semana después, la alumna respondió a la confianza con buena nota, con una excelente, teniendo en cuenta que clasificó como subampeona (por detrás de la experimentada Camila Mercado) y sin contar con un currículo personal plagado de victorias en la especialidad, aunque sí en piscina.

“Dudé mucho, claro, pero creo en mi entrenador. Si él me dijo que podía, así debía ser. Fue una semana después del torneo en Villa Tunari. No pudimos entrenar muy fuerte porque venía cargada. Entré con pasado en la natación. Solamente me conocían porque nadé en 200 metros mariposa. Ni se acordaban de mí. La mayoría de las chicas tiene 19 o 20 años. Me animé sin pensarlo mucho y logré clasificar. No puedo decir que no estaba preparada. Sí entrené, pero no para esta prueba. Es más: quería entrar a los Juegos como fisioterapeuta, no como nadadora”.

Si bien ya se presentó en dicha prueba en los Suramericanos de Medellín 2010, este será su debut verdadero. Aquella vez, el ente federativo la inscribió porque su resistencia era óptima.

“Ojalá hubiera podido verme haciendo aguas abiertas antes. No sabía que se usa estrategia. Recién aprendí con mi entrenador. De hecho, la utilicé para clasificar”.

Y su estrategia se resumió en no alejarse de Mercado durante el clasificatorio. Así de sencillo y complejo resultó su plan. “Tenía que pegarme a la primera, a Camila. Era esencial lograrlo en los primeros metros, que son los más fuertes”.

Calcula que podrá continuar nadando unos dos años más. El hecho de exceder dicho tiempo no está en sus planes. Sabe que la resistencia no siempre acompañará la voluntad. “Mi cuerpo se encuentra bien. Generalmente, luego baja el rendimiento y hay que aceptar que ello es natural. Seguramente, después entraré a Master. Me veo haciéndolo bien este año y el próximo”.

La atleta, que forma parte del programa municipal Tierra de Campeones, busca un psicólogo deportivo. Luego de cada práctica necesita un especialista que la prepare anímicamente.

Si lo consigue, podrá dar el batacazo y cerrar su carrera de la misma manera con la que comenzó: siempre con adrenalina.

1 petición clara

Alexandra hizo un pedido claro: que luego de los Juegos, las autoridades sigan brindando el centro acuático a los deportistas. “Sería genial para las nuevas generaciones”.



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