09 mayo 2018

Huevo a diario, la dieta de un campeón

Es feliz nadando y busca convertirse en un atleta de alto rendimiento. Paso a paso avanza hacia su siguiente meta: obtener 22 segundos y algunas centésimas para estar entre los competidores finalistas de los Juegos Suramericanos Cochabamba 2018. José Alberto Quintanilla Moreno tiene 21 años, representa a Bolivia y le falta un kilo para su peso ideal, pero sabe que debe seguir comiendo siete claras de huevo y una yema dos veces al día como lo hace desde hace cuatro meses.

“Estamos de local”, destaca el nadador cruceño. Desde este lunes 7 de mayo se entrenará en Cochabamba, donde se realizará la décima primera versión de la competencia sudamericana. Quintanilla viene de participar por primera vez en los Juegos Olímpicos 2016 y quiere más. “Tengo como mejor registro 22’’98 que hice justamente antes de esos Juegos y me acerqué a 23’’13 en el último nacional. Espero bajar a 22’’50. Estoy con ansias”, asegura mientras le brillan los ojos.

En Santa Cruz se entrena en la piscina dos veces al día: de siete a nueve de la mañana y de cuatro a seis de la tarde. No olvida hacer ejercicios con pesas. Ni la lluvia ni su vida social interrumpen su trabajo. “La preparación mental es importantísima ya que no somos solamente cuerpo, sino también mente cuando tenemos que competir”, enfatiza, pero su fuerza y su decisión se ven en el acto cotidiano de comer.

“Vamos unos cuatro meses con huevo todos los días… siete claras y una yema, dos veces al día, ya estoy saciado… hay que comerlas. Estamos en la recta final de la preparación y nos está dando resultados”, cuenta sonriendo porque sabe que tiene que subir de peso y ganar masa muscular. Pesa 89 kilos y está a un kilo del peso ideal para la competencia. Mide dos metros y el médico le recomendó llegar a 90 kilos.

“El entrenamiento le consume mucha energía y esta dieta le ayuda a tener masa muscular”, detalla su padre y entrenador José Quintanilla, quien lo prepara desde los 13 años cuando vio que su hijo eligió la natación.

Ajustaron su dieta de consumir 4.000 calorías diarias. “El huevo tiene albúmina y esa proteína regenera los músculos mucho más rápido”, explica el nadador. El menú diario incluye al menos siete comidas. Antes de los entrenamientos debe consumir leche con cereal y el que tiene chocolate es su favorito. Después de los ejercicios le toca el huevo, pero no lo come crudo. “Como lo hace Rocky Balboa (personaje de películas) no me gusta. Es un revuelto con queso”, aclara.

Su madre, Katerine Moreno, notable exnadadora con varias medallas, no deja nada al azar en la preparación de la comida familiar. Arroz, pastas, carne, pollo, verduras son infaltables en el almuerzo. Las frutas siempre se consumen a media mañana y por la tarde. “Casi todas no me gustan, pero tengo que comerlas”, afirma frunciendo un poco el ceño refiriéndose a las verduras. “Tengo hermanitos pequeños y a ellos les licuan la sopa y le meten todos los vegetales que pueden y como sale licuado ellos piensan que es una cremita de sobre. Eso les gusta y ahí también aprovechamos para tomarla”, comenta el competidor.

Quintanilla en un alto con su equipo de trabajo, en la piscina de Santa Cruz. Foto: Svetlana Salvatierra

Y en el entrenamiento hay cosas que no le gustan. Incluye velocidad y resistencia. “Me aburre la resistencia porque es solo dar vueltas y vueltas en la piscina. Unos 3.000 metros son como 120 piscinas, ida y vuelta, todo a la misma velocidad. Da para pensar en las tareas que uno tiene y en lo que va a hacer”. Le gusta la velocidad, la intensidad que pone al nadar entre 16 y 30 piscinas.

“José Alberto es velocista y tiene que ser muy consciente para seguir haciendo la parte que no le gusta”, asegura su entrenador. Sin embargo, enfatiza que entrenar a un campeón es fácil porque sabe lo que quiere y la planificación avanza con pocos ajustes. Ahora están en la fase de “puesta a punto”, son 21 días de adaptación.

“La altura de Cochabamba no es un problema. Ya estamos acostumbrados a competir en altura desde los 12 años. Ésa es una ventaja frente a otros países donde solo se compite a nivel del mar”, precisa el competidor. Considera que los principales rivales están en los equipos de Brasil, Venezuela y Argentina. Padre e hijo consideran que la natación de alto rendimiento va cosechando algunos frutos. Uno de ellos está relacionado al apoyo de empresas privadas al deporte. “Estamos recibiendo patrocinio de Rexona y con eso estamos al mismo nivel de cualquier otro país y no hay nada que envidiarles. Tenemos apoyo en viajes, en preparación, en suplementación”, destaca el atleta boliviano.

“Subir al podio es lo que esperamos y estamos preparados”, asevera el entrenador que apunta casi por igual a las medallas de oro, plata o bronce. Considera que si en su casa no hubo “cuchillo de palo en casa de herrero” puede suceder lo mismo con otros jóvenes. Y su hijo marca el camino: “Disfruten de cada día y no solo de los resultados. Bolivia no ha tenido deportistas de alto rendimiento después del colegio y ahora tenemos a Karen Tórrez de 25 años, estoy yo de 21 años y se viene una buena generación. Solo paciencia es lo que necesitan”.

En el borde de la piscina está el entrenador y en casa la familia Quintanilla Moreno se dedica a apoyar a sus hijos en todas sus actividades. “Claro que cuando hay que exigir, su madre va por los estudios y yo por la natación. Pero no es muy necesario porque José Alberto tiene claro su objetivo y no hay que decirle ‘tenés que hacer’”.

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